Lo más importante no es lo que sucede, sino lo que se haga al respecto.
Todos los que hayamos recibido un correo de nuestra “arena”, sabemos que van firmados con esta reflexión.
Pues bien, ayer, yo recibí uno. Era un mal momento, uno de esos en los que nos hacemos planteamientos porque sabemos que esta sucediendo algo y se nos escapa de las manos.
Hay que hacer algo… Tengo que hacer algo y, equivocado o no; me pongo manos a la obra.
Ayer intentaba escribir, colgar una entrada que diese rienda suelta al caballo que galopa dentro de mí y que últimamente encuentra la puerta de salida bloqueada. Fue inútil. Apenas pude esbozar unas líneas y colgar una fotografía, con la que intentaba mostrar como me encuentro. Una luna que nubes oscuras tapaban.
Soy consciente de que estoy en un momento en el que aún veo el peligro que se acerca, pero; me siento acorralada.
Cuando abrí el blog, buscaba la formula mágica de escapar a una situación angustiosa. Era consciente de que me metía en un terreno desconocido y fueron muchas las voces que me advertían de los peligros que podía correr. Nací jugadora y esto, en lugar de amedrentarme, fue un aliciente, un reto al que me lance sin miedos. He conocido gentes extraordinarias, vitalistas, soñadoras… Gentes con un don maravilloso para escribir y soñar. Personas buenas y fiables y otras, no muchas, gracias a Dios, que tienen este medio como un juguete diabólico para su entretenimiento o para dar salida a sus mentes nada equilibradas.
Vamos a ser sinceros. Me hicieron daño, ya lo creo, pero, no fue por sus maniobras, ni por la manipulación que mantuvieron durante meses ( ellas, si me leen, saben bien lo que hicieron) Fue, por algo tan estúpido como mi inconsciencia de entrar sin ningún tipo de reserva o escudo. Creí que todos éramos sinceros y que solo se buscaba amigos y un rato de conversación sin trucos baratos. En fin, que ni yo misma creía que el daño fuese a llegar tan lejos.
Hoy, entiendo que la realidad, la verdad, tiene infinitas miradas y nada es como nosotros lo vemos desde la atalaya a la que nos subimos, pero…
Después de dos años de estar navegando por estos espacios, me encuentro maniatada a la hora de escribir. Bloqueada porque no puedo expresar lo que siento con plena libertad.
En los blogs se asumen responsabilidades, roles en los que uno se ve metida. ¡ Claro que soy la madre, la amiga y esa niña hada que sueña con mundos mejores y más justos! Ni una sola palabra de las que han sido vertidas aquí, jamás fue mentira. Equivocadas, torpes, con faltas de ortografía o errores gramaticales, todas ellas, han salido desde mis “tripas”. He procurado que no me atrapase la virtualidad del medio. He hecho amigos y todo el que ha querido, me ha conocido personalmente. He abierto mi casa, mi playa, (sólo mi modesta casa, la playa, como comprenderéis, no es mía) mi persona y mi corazón. Y, a estas alturas del guión, creo que hay gente que lo confirma.
¿ Por qué cuento todo esto?
Pues… no es fácil, lo confieso.
¿ Cómo os digo que la vida continua?
¿ Que a mis años, la vida, castiga?
Soy guerrera, vitalista, aunque a veces no lo parezca, y nunca me ha faltado coraje para enfrentarme a todo lo que se me viniese encima… hasta hoy, anoche, si queréis más pistas.
La vida, sola, pensionista, con los hijos que toman su camino, con un corazón que hace lo que puede por seguirme, con una osteoporosis encima, con montones de problemas y sin ver demasiadas salidas… simplemente, no es fácil.
Los sueños, quedaron en algún lugar del camino y, si, es cierto, queda la fantasía. El escribir, los cuentos, soñar, viajar con el pensamiento, leer a los amigos y… callar cuando se tiene un infarto o sientes que la depresión esta acechando. ¡ Astuta hija de puta que no descansa! Y te ronda cuando ve una posible victima.
El cardenal me llama: Virginia, Shidarta, OM, y Gloria. Cuatro nombres para una misma espalda.
Me hizo gracia, fue Windows, anoche, quien me dio la clave. Así aparezco en esa dichosa lista en la que se ofrecen amigos. Y lo mejor de todo es que todos son míos. Todos elegidos, todos buscados por mí, porque, encima, yo soy todos ellos; como los tres mosqueteros… “ Todos para uno y uno para todos”…
Me pregunto:
¿ En que momento me perdí?
Unificando, he de meter a todas en el mismo lugar: Gloria.
Y a esta Gloria le dicen que ha de salir, buscar, hacer ejercicio para que sus huesos cojan la fuerza perdida. Olvidarse de los problemas económicos y vivir. He de viajar aunque sea comiendo bocatas porque no haya para más.
Mi hija me dice:
“ Mamá, siempre hemos temido a todo lo malo que vendrá y ya ves, seguimos vivas. Disfruta de lo que tengas, arriésgate… Si lo que quieres es escribir un libro; hazlo. No te importe pensar que lo haces mal. Ya escribes y eso, desde la base que tienes, ya es cosa de valientes. Y si quieres pintar: Pinta hasta que sientas que has llegado donde tú querías. Que no te importe el tiempo que hayas de emplear, ni dejar el rol de madre, porque, ese, ya lo tienes conseguido hasta tu muerte”
Hoy, me hundí hasta hacer fondo, delante de una amiga y de mi hija. Sollocé con rabia y sin medida por todo lo que se me escapa y no sé o no puedo luchar por ello. Para mí, recordar, es una batalla constante con la memoria perdida en un ictus cerebral hace un par de años. Mi fidelidad a la verdad es casi obligatoria, no se puede mentir si hasta la verdad se pierde en pocas semanas.
Vivo a golpe de sensaciones de vida ( en esta parte me comprenderá mi amiga Conchi) y me he convertido en un catalogo de ellas. A veces solo recuerdo lo que me han hecho sentir las personas que tengo delante, pero, sin fechas, sin detalles que avalen la historia.
Me enfrento a malos tiempos y me siento perdida. Para salir de esto voy a necesitar todas las fuerzas… No quiero mentir, me niego a ello… Por eso, abro la puerta y dejo que ese caballo galope libre. Es un comienzo.