Reflexiones

 Pues… como os iba diciendo…

Sigo viendo las noticias, me sigue espantando el canibalismo del hombre y, supongo, sigo consumiendo la porción que me toca.

Si, si, que soy consciente y desde luego tan sólo es mi opinión, los hombres, por mucho que lo neguemos, consumimos, a bocados, pequeñas o grandes cantidades de lo que llamamos compañeros de viaje.

Los más osados… no, los más bestias, se comen a tortazos, a golpes o cuchillo en mano, a la que eligieron como compañera. Otros, piden el corazón como muestras de amor. Muchos, machacan el hígado de quienes le  rodean y, casi todos, tiramos un poco de la cuerda para conquistar terreno.

Jajaja no voy a mencionar a los banqueros que se comen nuestros huesos,  ni a una adormilada… ¡ anestesiada! conciencia que olvida a los muchos que mueren de hambre, eso si, lejos de nuestra mirada. Es un alivio no verlo. Podemos dejarla dormir “tranquila”.

Vaya, vaya, Gloria se nos presenta tarde y encima con reflexiones del tres al cuarto…

Pues…no, Gloria viene contenta. Ha vivido el  momentazo de ver nacer a Aitana.

Nació con tres kilos y seiscientos cincuenta gramos. ¡Con cincuenta y nueve centímetros de largo! Y una carita de ojos abiertos que despertó todos mis instintos caníbales. Me la hubiese comido a besos y achuchones. Aitana, es mi nieta ”política”, aunque mi corazón le quite la palabra encodillada. Cosas de la vida, no mencioné su llegada al mundo y,  hoy, descubro a la sociedad, que son tres y nos dos los nietos que se abren paso en mis sentimientos de abuela.

Pensando en ellos, en mis cuatro nietos, reflexionaba sobre el ”mundo” al que vienen, al que les estamos dejando.

Muy a propósito no he mencionado el alma … esa, la defiendo a capa y espada. Está reservada para los que amo.Guiño

De copiloto

No es la primera vez que contemplo el paisaje pero, la situación de  copiloto es nueva para mí y abre puertas semi-secretas.

Es otra forma de viajar, ya lo creo, y otra manera de poder tomar conciencia de lo que pasa delante de mi mirada.

Este paisaje nada tiene que ver con lo vivido este verano en Galicia o Cantabria. Es otro mundo mucho más árido, agresivo… ¿duro? No, no es esa la palabra pero no encuentro la que le cuadre.

Murcia, es otra cosa, es más… lo dicho, no encuentro la palabra.

No existen esos árboles que pueblan todo cuanto nuestros ojos puedan abarcar. Eso si, las flores crecen solas en estallidos de color, a poco que les prestes un minimo de atención. Son agradecidas al máximo.

 

Pero, no es nada de esto lo que bulle en mi interior. En mis paseos, mi mente vuela a muchos años atrás. Me veo con trece años descubriendo el Mar Menor… los baños con mis dos hermanos, mi padre…

En aquellos viajes él cantaba una canción, que machaconamente  sonaba por la radio; Mariquilla bonita… jajajaja, sólo recuerdo ese comienzo, la música, y el interprete; José Luís y su guitarra. Que conste, llegué a odiarla. Me parecía ñona y tonta.  Encima, mi padre era pésimo interpretándola.

 

Es curioso, mi vida vuelve a una parte de sus raíces… volví a esta tierra, compre una casa, y en mis últimos años vuelvo a recorrerla de una forma muy especial.

 

Mi mente y mis recuerdos, cómplices, juegan conmigo. Por unos momentos… instantes tal vez, mis trece años aparecen en paralelo con los años y el presente de mi hijo. Mis juegos adolescentes, se confunden con los suyos y sus sueños de futuro… me veo en aquella inocencia que aspiraba cumplir grandes expectativas A él, le veo soñando con mañanas de logros por los que apuesta.

 

Mi pelo  casi blanco, lo revuelve el viento que entra por la ventanilla del coche… milagrosamente, por unos momentos, se ha convertido en una  melena morena juguetona y rebelde… los ojos  cerrados, me transportan a muchos años atrás,  al sabor de aquel mar, al recuerdo de mis primeros sueños… a  la nostalgia de los comienzos.

 

La vida, se encarga de traerme al presente.

 

Algún día he de escribir sobre todo aquello…

 

 

No estoy en Madrid, sigo en éste "ratito" de verano. Lo he conseguido gracias a la magia de venirme a estas tierras cálidas de levante.

El portatil no me permite moverme demasiado por los espacios ( perdonadme), la señal de internet es pesima ( algo malo habria de tener este regalo veraniego)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La bola de cristal y…

Mi pequeña parte de bruja, mi minúscula porción de hada, mi trocito de mujer-persona no estaban equivocadas. De milagro nos salvamos… se salvaron, en el  viaje de vuelta a Madrid. Todo quedó en un susto.

 

Creo que he de pensar en poner un consultorio con bola de cristal. Bola, velas, incienso….lo malo es que no sé donde conseguir ese pañuelo mágico que enmarca la frente con monedas de la suerte. Queda pendiente en mi carpeta de proyectos soñados.

 

Un sol que aún mantiene la fuerza de un verano… mañanas, en las que resulta una delicia caminar bajo sus rayos.., <bueno, no tanta delicia, la verdad es que es un poco sauna masoquista>. Pasar el rastrillo por el césped, podar setos  de dos metros de alto, cortar las hojas del limonero, hacer montones de hojas secas, subir por la escalera de mano( ocho peldaños)…  llenar  cestos con  la cosecha de limones… Si, todo eso, me devuelve a la que fui.  jajajajaja ¡¡¡  Calla Isaaaa, que no, que no me caigo ¡¡¡

 

Tenéis razón… tenemos razón todos; nada es lo que fue en otro tiempo y, como era de esperar, esta casa, no es una  excepción.

 

La felicidad correteó entre sus rincones, la tierra empapó algunas lagrimas, la vida con mayúsculas le dio fuerza. Esa VIDA fue dueña de sus cimientos y ayudó a que sus raíces fuesen recias. Ciertamente, lo sé;  todo ello es evidentemente, sólo visible a los ojos de mi alma… Los demás, tan sólo ven una modesta casita con pareces blancas.

 

Pero… esta mujer que vuelve a ratos…

Esta mujer… hace acopio de fuerzas cada mañana. Loca, rebusca entre los pliegues de  forros la valentía de la que siempre hizo gala… esta mujer…  esquiva los espejos para no ver  su pelo blanco, esconde con furia los sueños bajo la almohada, huye de las visitas… cuando puede, y sino, en un acto de pequeña cobardía, baja  los ojos… tonta coqueta, se niega a que nadie pregunte por el brillo que los habitaba. A solas, ya llora su ausencia.

Esta mujer, en ocasiones, ríe más de la cuenta… para tapar la palabra que su memoria olvidó.

Por olvidar… perdón, ¿Qué  fue lo que dio origen a toda esta retahíla…?